La difícil infancia de Ana de Armas en Cuba

La difícil infancia de Ana de Armas en Cuba

Ana de Armas logró convertirse en una estrella de renombre. Sin embargo, antes de protagonizar Blonde y otros grandes éxitos tuvo que vivir momentos muy difíciles junto a su familia en Cuba.

Redacción QueVer

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Cuando hablamos de Ana de Armas es imposible no pensar en todos los grandes éxitos que alcanzó en tan poco tiempo. Después de haber triunfado en España, la actriz sintió que había llegado el momento de hacer sus maletas y dirigirse a Hollywood, el lugar donde todos los artistas buscan triunfar.

Aunque no siempre fue fácil, la estrella no tardó en tener sus primeras oportunidades en el cine. De esta manera, se sumó a proyectos encabezados por importantes actores y pasó a estar en boca de todos. Actualmente es el rostro principal de Blonde, una de las películas más esperadas del año. Y aunque ahora vive una vida de lujos, lo cierto es que su infancia estuvo muy alejada de eso.

Así fue la complicada infancia de Ana de Armas en Cuba

Los detalles sobre la dura infancia de Ana de Armas / Fuente: Instagram @ana_d_armas

Aunque su éxito lo alcanzó en España, lo cierto es que la actriz nació en La Habana, Cuba. Es hija de Ana Caso y Ramón de Armas, padres amorosos que la han acompañado en cada momento. En varias oportunidades la cubana reveló que su familia tuvo que enfrentarse a varias complicaciones cuando era pequeña.

Y pese a que ella siente que tuvo una infancia feliz, la realidad es que pasaron por ciertas carencias. Durante el paso de los años, Ana de Armas vio a sus padres ocupar diferentes cargos públicos donde, lamentablemente, siempre recibían sueldos muy bajos y con lo poco que obtenían podían cubrir solo las necesidades básicas. Dicho esto, no podían darse grandes lujos y debían conformarse con lo justo y necesario.

Por este motivo, Ana no tenía muchos juguetes y solo se entretenía con un reproductor de DVD. Curiosamente, gracias a este aparato descubrió su amor por la actuación. Durante los fines de semana la estrella se dedicaba a mirar viejas telenovelas y a veces se dirigía a la casa de un vecino a mirar películas de Hollywood, las cuales llegó a aprenderse de memoria.

A los 12 años logró audicionar con éxito para ingresar a la Escuela Nacional de Arte de Cuba. Su talento la llevó a realizar tres películas: Una rosa de Francia, El edén perdido y Madrigal. Pero a medida que cumplía sus sueños, la actriz también debía enfrentarse algunos problemas familiares.

La interprete reveló que la situación económica de sus padres en Cuba no era la mejor, y por lo tanto no tenía otra opción que reciclar la ropa de su hermano para poder utilizarla. De esta manera cortaba los pantalones del uniforme escolar para usarlos como shorts. Cuando empezó a hacerse más grande comprendió que si quería crecer en su profesión debía despedirse de su país de origen e ir en busca de sus sueños.

Por este motivo, cuando cumplió 18 años decidió irse a vivir a Madrid. “Me compré un boleto de avión y le dije a mi madre: ‘Cuando me quede sin dinero volveré’. Han sido un gran apoyo, tuve suerte. Pero era yo yendo hacia lo desconocido”.

Al mes consiguió trabajo en El Internado, la serie adolescente que la llevó al éxito en España. Y aunque nunca más vivió en Cuba, la estrella recuerda su infancia con cariño: pese a las adversidades, siempre se sintió rodeada de amor y compañerismo.

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